En este sillón para gameros, con vibradores (¡uy!), controles y -supongo- desagüe, todo lo necesario para no moverse hasta la vegetación, el coma o la muerte, es el lugar que escogería (y muchos conmigo creo) pra pasar las últimas 400 (399) horas de vida.
vía ubergizmo
24 de setiembre de 2006
La última morada
Categorías: vídeojuegos