Lavatorio porque te puedes lavar las manos, la cara o lo que quieras o lo que puedas en él. Minimalista porque no tiene la clásica llave y si lo ves por primera vez te vas a preguntar por qué no terminaron de armar el baño antes de invitarte a la fiesta (y que otra vez no vas a lavarte las manos luego de ocupar el baño, va, qué importa). Y obediente porque si pones las manos bajo la abertura sale el agua -y, oh, así funciona- y más: si las mueves a derecha o izquierda se calienta o se enfría -y, oh, esto es bueno, por qué no lo pensé yo, caracho.
(¿Quieres saber la respuesta?)
Porque si eres como yo, eres demasiado ocioso como para pensar en una manera elegante, diferente, divertida y lógica de hacer algo que haz hecho toda la vida y siempre pensaste que siempre fue y será de la misma manera. Es decir, somos chatos-chatos-chatos.
En los enlaces hay un vídeo de la novedad.
Kunst Zonder Kapsone vía gizmodo