Los Linuxeros somos especiales:
O es que queremos convencer a todos que deben usar Linux, porque Windows no para de colgarse y Mac es para niñas, porque Linux representa la Libertad -¡LINUX ES LA LIBERTAD! Y por lo tanto todos deberían, al menos una vez en la vida, probarlo (probarlo al menos y es que tal vez, no seas más que chusma y no aprecias la libertad).
O es que no queremos que nadie que no haya jurado lealtad eterna a la terminal se atreva a mancillar todo eso que Linux es para nosotros. Y es que si le temes a la terminal no eres lo suficientemente hombre como para osar llamarte Linuxero. La comunidad Linuxera debiera, eso queremos, debiera exigir de sus miembros el juramento de jamás defraudar ni renegar de la consola. Las interfaces gráficas son para chicas --y no importa que sea más fácil, o más intuitivo, o más cómodo: No, Linux empieza y termina en la terminal (¿es eso redundante?). La libertad es algo que se conquista y la libertad se conquista con las ansias desaforadas de aprender. Quien no quiera aprender no merece ser salvado de las garras del monstruo (de Redmond) -o de las sirenas (de Cupertino). Es que los Linuxeros somos especiales.
Para muestra tenemos esto:
Ubuntu es una de las peores distribuciones que conozco
El espíritu se está perdiendo
Movimiento anti Ubuntu